«Gyogi», el anillo de la Vía,
la práctica sin principio ni fin.
Dogen ha elegido para este capítulo del Shobogenzo monjes Soto, monjes Rinzai, un emperador cuyo gyoji era significativo.
Hoy se les podría añadir alguien que vivió mucho tiempo después de Dogen: Ryokan.
Cuando dejó su casa escribió este poema. Es un poema que habla del momento en el que se convierte en «nube y agua». Dice así:
«Convencido mi corazón de que este mundo real es impermanente,
Dejo la casa, separándome de mis padres y hermanos,
En el momento en que una nube flota entre las nubes,
Y las aguas que fluyen se van sin saber adónde,
Me voy de viaje y hago con hierbas mi almohada.
Dije adiós a mi madre, ¿pensó que era el último adiós a este mundo?
Con lágrimas en los ojos, tomando mis manos en las suyas, me miró fijamente.
Es como si la imagen de su rostro estuviera aún ante mis ojos.
Cuando me despedí de mi padre, me dijo: «Nunca permitas que la gente de este mundo diga que dejaste en vano a tu familia.»
Al decirlo su padre le exige no hacer como algunos religiosos decadentes que dejan su casa para ir a otra casa.
Retomo el texto, le dice:
«Nunca permitas que la gente de este mundo diga que dejaste en vano el mundo.
Aún hoy me parece oír estas palabras.
El corazón de mi madre es amoroso. Pensando en no abandonar el corazón amoroso de mi madre, me he dirigido hacia la gente de este mundo efímero con corazón compasivo.
Las palabras de mi padre son austeras. Recordando esas palabras austeras me he prometido no dejar ni por la mañana ni por la noche que se pudra la enseñanza del Dharma. Con estas dos cosas crearé el recuerdo de mi padre y de mi madre tanto tiempo como viva en este mundo.»
Después Ryokan nunca se apartó de estas aspiraciones, conocemos todo de su vida, sus poemas, su corazón puro.
Extracto del kusen -enseñanza- ofrecida por Raphaël Doko Triet. Ango Seikyuji. 28 Junio 2021.