El maestro Deshimaru siempre volvía sobre la célebre frase del Genjo Koan:
«Estudiar la vía del Buda es estudiarse uno mismo, estudiarse uno mismo es olvidarse de uno mismo, olvidarse de uno mismo es que los diez mil dharmas te hagan despertar, que los diez mil dharmas te hagan despertar es abandonar cuerpo y mente, y cuerpo y mente de todo ser.»
En chino antiguo ‘estudiar’ se dice naro, que también significa ‘respetar’ o ‘repetir una y otra vez’. Nuestra práctica no se resume en la adquisición de un cierto conocimiento. Practicar la Vía del Buda es practicarse uno mismo. El kanji naro también significa ‘acostumbrarse a ser familia’, ‘a llegar a ser íntimo’. El kanji naro se compone de una parte superior que representa las alas de un pájaro y de una parte inferior que representa el sí mismo. Estudiar como un polluelo: como el polluelo que aprende a volar con sus padres, a observar, a escuchar, a impregnarse, igual que la hierba absorbe el rocío. Del mismo modo que volar es el acto esencial que permite que un pájaro sea pájaro, estudiar el sí mismo, estudiarse uno mismo es la actividad esencial que permite a los seres humanos ser humanos.

Del mismo modo que volar es el acto esencial que permite que un pájaro sea pájaro, estudiar el sí mismo, estudiarse uno mismo es la actividad esencial que permite a los seres humanos ser humanos.
El Shobogenzo es con el Sutra del Loto una de las obras más importantes del budismo. Dôgen se impregnó del Sutra del Loto para escribir el Shobogenzo.
Estudiarlo es estudiar nuestro propio Shobogenzo y hacer del propio cuerpo y mente el Sutra del Loto. Estudiarse como Loto. Cuando se estudia la Vía del Buda no hay sujeto ni objeto, no hay separación entre el yo, el sí mismo y la Vía. Por eso la práctica no tiene fin, ni comienzo. Pero esta flor no debe convertirse en un ramo en un jarrón que se coloca sobre la chimenea. La práctica ha de continuarse con la vida, con la muerte de esa flor; y luego renacer con otra flor.
Kusen de Raphaël Doko Triet, marzo 2021, dojo zen de París